Casi nadie sabe que el “lenguaje de las flores “procede de Francia. Allí publicó en 1819 una tal Charlotte de Latour un libro en el que hizo una lista de los significados de las diferentes flores. Según éste, Áster, por ejemplo, significa “segundas intenciones”, mientras narciso simboliza el “egoísmo” y la peonía la “vergüenza”. El libro fue un Bestseller, y así escritores de otros países hicieron sus propias obras al respecto. Al principio se regían más o menos por el libro de Latour pero pronto se fue instalando la inexactitud y se adaptó a las usanzas de cada país. Así, por ejemplo, en Inglaterra, en dónde se dejó de lado todo lo que pudiera resultar chocante. Definitivo fue ya cuando los americanos descubrieron el lenguaje de las flores. Dado que muchos de los nombres en el idioma coloquial inglés no tenían el equivalente en americano, se nombraba la misma flor en el mismo libro bajo varias denominaciones distintas. El lenguaje de las flores de Latour se considera aún hoy en día el más usado. Y por ello, tenemos el placer de ofrecerles una parte de ello:

Margarita del prado:
Inocencia

Ramo de flores:
Gesto galanto

Brezo:
Soledad

Escaramujo:
Poesía

Jacinto:
Benevolencia

Lirio:
Noticia

Corona Imperial:
Poder

Aciano:
Sentimento delicado

Alhelí:
Dignidad

Azucena:
Majestad

Boca de dragón:
Egocentrismo

Narciso:
Egoísmo

Clavel amarillo: 
Desprecio

Flor del naranjo:
Virginidad

Espuela de caballero:
Superficialidad